jueves, 6 de diciembre de 2007

EL OBSERVADOR

-Deja de hacer ruido y apúrate, dijo seriamente Marcela a su amiga Ana, mientras recorrían los pasillos del museo del Prado.

No era divertido estar viendo cuadros que para ellas no eran más que el requisito de la clase de arte.

-Ven adelantémonos un poco, estoy cansada de escuchar a la profesora describiendo majestuosamente cada pintura, como si esto fuera interesante.

-Mira, dijo Ana señalando el gran cuadro, no entiendo como podían llamar a eso una Venus, dijo mientras señalaba la dama desnuda del cuadro.

-Que horror, contesto Marcela, mira ese cuerpo redondo y esa cara regordeta, al autor solo le falto dibujar la celulitis.

-Y que opinas de ese color blancuzco de la piel, se nota que le faltaba un poquito de bronceado.

-Nada de busto y mucho de barriga.

-Y que dices de ese tipo, dijo señalando al hombre sentado a los pies de la mujer desnuda, un típico morboso, pero ¿que mas podría conseguir una mujer con esa figura?

-Tienes razón, esas viejas solo consiguen tipos bigotudos como ese, fíjate en esa mirada obscena que le hace, no deja de mirar el regordete sexo lampiño de esa gordinflona, ni siquiera se concentra en lo que esta tocando, dijo señalando la mano que aquel hombre tenia sobre la teclas del Órgano.

-Y ese perro flacucho, no se que hace en esa escena, parece atraído por la carne suelta de esa vieja.

-Este museo esta repleto de viejas gordas.

-Como les venia explicando, interrumpió la profesora junto con el grupo de estudiantes, esta es otra maravilla de Tiziano, esta hermosa Venus desnuda con su piel suave y tersa recostada sobre el diván cubierto por el terciopelo rojo, jugueteando con su perro, mientras escucha la melodiosa melodía interpretada por el Organista que sentado a sus pies y enloquecido por el cuerpo desnudo de su musa no puede dejar de mirarla ni un instante.

Ana y Marcela no pronunciaban palabra, aterradas por la descripción que hacia la maestra de aquella pintura.

-Y el paisaje, continuo la profesora, miren ese paisaje a través de la ventana, esa fuente y esas hileras de árboles que denotan la profundidad de la obra, y ese atardecer opacado por la belleza de la mujer, centrando la atención del espectador en la única figura que emana luz del cuadro, la hermosa musa, la Venus.

-¿Alguien tiene dudas? Pregunto la profesora a sus alumnos.
-Yo, dijo Marcela, disculpe profesora, pero yo no veo las características maravillosas de la obra ni la belleza de la “musa”.
-Mi querida señorita, contesto la profesora, lo bello del arte es precisamente eso, todo depende del observador.

1 comentario:

Consorcio La Lupe dijo...

Historia narrada a través de diálogos!!! te encantará el taller de este sábado.