miércoles, 5 de diciembre de 2007

La señora Venus y su primo el organista



La señora Venus y su primo el organista

Cuando la señora me pidió que llevara las toallas perfumadas- cuanto antes- a su habitación, jamás imaginé lo que encontrarían mis cándidos ojos. He sido discreta y fiel, jamás entrometida, pero una escena como esta, a cualquiera le provocaría fuertes sudoraciones, mareos y por qué no…deseos de contar lo sucedido como medio para liberar un poquito la angustia. La señora Venus andaba en bata por toda la casa, de pronto subió a sus habitaciones y me pidió en secreto, que cuando el Señor John, su primo lejano, se anunciara; lo hiera pasar directamente a sus aposentos Y así fue, en cuanto el distinguido señor se anunció, inmediatamente lo hice pasar, porque si no, quién sabe qué haría después la señora como represalia. Unos momentos después la señora Venus, con un aullido de loba me pidió que llevara algunas toallas, luego de su baño especial. Y claro, siempre obediente, cuanto antes, lo más pronto que pude, atendí su solicitud. Toqué a la puerta una, dos veces, no pasó nada, el organista,-primo dejó de tocar. Silencio rotundo. Tres, cuatro veces y nada. Lo único que podía hacer era abrir con cuidado, de puntitas. Empujé con discreción la puerta, sin que ellos pudieran verme…no podía creer: la señora recostada y desnuda, con sus carnes pálidas y generosas acomodadas sobre sus finísimas almohadas blancas bordadas con hilos de oro. Su cabellera rubia, rizada enrollada en una moña, permanecía así, inmóvil, lejana y muy discreta con sus joyas puestas- la muy engreída- exhibiéndose gustosa antes la mirada directa, evidente, y descarada del señor John, su primo lejano, nada lejano parece ser, el señor con la mano en el piano pero con la cabeza descaradamente dirigida hacia la señora Venus, cómo pueden. Y ese perro faldero siempre detrás de la señora, Dirty, embelesado con el cariño de mi patrona quien le acariciaba el lomo con un falso interés, cuando en realidad a quien quería palpar era al señor John. El telón rojo al fondo de la escenita me indicaba una conexión entre ellos, parecía estar puesto a propósito para la gran ocasión. Más bien todo se apreciaba como una obra de teatro, ellos ante un gran público dispuesto a saber más y más sobre esta bizarra relación. Al fondo de la escena una secuencia de pinos interminable, haciendo calle de honor a la plaza donde ese cupido de bronce parecía tan victorioso. Dios, lo que hay que descubrir. Pero bueno, dejé las toallas junto a la mesita y salí despavorida Eso fue lo que vi, ni más ni menos. No invento nada, se lo puedo jurar. Qué bello será cuando llegue el señor y le cuente esta preciosa escena entre la señora y su “primo lejano” organista. Ja Falta muy poco para que el señor llegue a casa, espero que la señora alcance a despedir a su honorable invitado antes de una tragedia, pero no me preocupo por eso, la señora Venus sabe cómo hace sus cositas. Calentaré la cena para mis señores, no puedo distraerme con tanto chisme y habladuría, primero el trabajo. He sido discreta y fiel, jamás entrometida De cualquier modo la señora necesitará de muchos baños calientes para reponerse de este percance, de eso, estoy segura.

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