jueves, 6 de marzo de 2008

PARA LEER

Hola Niñas:

Aquí va un intento para agrupar los cuentos…(tarea nada fácil).

Al final no pude hacerlo. Me faltaron algunos, (se aceptan sugerencias para incluirlos).

Espero que les guste.

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Ana es la menor de diez particulares hermanos hijos de una pareja de músicos y ambientalistas miembros de la sociedad protectora de animales.

Su hermano mayor suele repetirle lentamente mientras toma sus diminutos dedos: "este compro un huevito, este lo cocino...." y cuando llega al pícaro gordo Ana se ríe con tal fuerza que las seis loras que hay en el patio de la casa imitan sus carcajadas despertando la camada de perritos recién nacidos hijos de una perra callejera rescatada por sus padres en el poco recomendable barrio Santafé en el centro de la ciudad.

El siguiente hermano con notables preferencias bélicas le enseña pacientemente "triqui, triqui halloween, quiero dulces para mi y si no me dan rompo un vidrio y salgo a mil" a la vez que le indica como apuntarle a los caparazones de las tortugas que andan lento por toda la casa haciendo uso de una honda que ha comprado en el sex shop "En el purgatorio: purifica con violencia tus pecados" motivo por el cual para él, la tierna, pequeña e indefensa Ana se ha convertido en: Alias Ana de la honda.

Otro de sus hermanos pasa las horas entre el claroscuro de sus lienzos dejando que Ana derrame el agua y la comida de los gatos que se encuentran hacinados en su cuarto y protagonizan su mas reciente obra denominada "animal art", mientras le dice lentamente: "Estaba el señor don gato sentado en silla de oro..."

Su cuarto hermano amante de las estructuras arquitectónicas, busca responder la pregunta mas difícil que hasta el momento le han formulado a Ana en su corta edad: "El puente esta quebrado con que lo curaremos..." y continua dando la solución "con cascaras de huevo..."quizás por eso a Ana le encanta
la Arepa y huevos revueltos en las mañanas de los domingos.

Una de sus hermanas pasa las horas escribiendo en su diario cosas de un ridículo trauma que la atormenta, mientras en tono triste toma la mano de Ana, extiende su brazo y la enrolla cantando: "el corazón de la piña se va envolviendo se va envolviendo" como queriendo decirle lo que esta sintiendo.

"juguemos en el bosque mientras el lobo esta el lobo esta...." canta suavemente el hermano mas gordo de Ana al tiempo que la filma con la cámara de video mientras ella baila sola en la improvisada pista de baile en la sala de la casa, compartiendo el escenario con el intrépido conejo saltarín que deja diminutas bolitas por donde quiera que pasa.

“La zarrapastrosa” le dicen a la hermana flaca de Ana, siempre despistada y pensativa, busca su tesoro mas preciado debajo de la cama de Ana y simultáneamente canta "zapatico cochinito cambia de piecito" ella sabe que Ana le encanta aprovechar cualquier oportunidad para meter sus pequeños piecitos en los zapatos de la zarrapastrosa, unas botas desteñidas con el logo de “All Star” , uno de los escondites utilizados en el plan de escape del par de hámster que huyen permanentemente de los gatos del hermano artista.

El que sueña con ser marinero se dedica a cantarle "El pescao cao cao, va saliendo al otro lado..." mientras le enseña a Ana como atrapar los peces entre el colador de la cocina, que su mamá no ha extrañado por ser amante de la cafeína, haciendo que sus pequeños aleteos terminen con el encuentro definitivo entre sus branquias abiertas y el piso de cerámica italiana.

El más bueno de todos solo se limita a correr detrás de Ana diciendo sin respirar “los pollos de mi cazuela no sirven para comer….” cada vez que ella busca un pretexto para salir tras la gallina que vive en el jardín de la cocina, junto con sus 15 pollitos, buscando atraparla para adicionar otra pluma a su ya extensa colección.

Su otra hermana, la sensual, disfraza diariamente a Ana enseñándole a maquillar sus pequeños labiecitos, sin pasarse, entonando "Cuando yo era baby, baby, baby, chupetiaba, chupetiaba, chupetiaba..." a la vez que mira en el espejo su figura tallada por un vestido diminuto asegurando como todos los días que este si será el ultimo día de rojo.

Entrada la noche la encargada de arrullar a Ana es su madre, quien con el sutil vaivén de la mecedora y el suave tono de voz interpretando “es hora ya de acostarse, vamonos a descansar…” logra conseguir que con el silencio del final del día termine la faena que sin duda iniciara en menos de ocho horas, cuando el padre de Ana levante a su ejercito cantando “Buenos días amiguitos como están..."

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2 comentarios:

Jenny Andrea dijo...

Hola:
El escrito te quedó bastante curioso, me gusta, pero pieso que deberías agregarle algunas pausas porque en ocasionesme sentía asfixiada al leerlo.
Definitivamente lo tuyo es escribir relatos infantiles, eso es bonito porque casi no se hace...
Un abrazo

Yazmín Botero dijo...

Hola lucrecia, imagínate que le cambié el título al cuento, ahora se llama ¡Qué huevonada!, claro que no sé que tal quede para tu escrito, porque creo que es un relato infantil y el nombre de mi cuento no es tan infantil. Ahora no se me ocurre como incluirlo, piénsalo y me cuentas.