martes, 27 de noviembre de 2007

MACARIO

Es fascinante ver como Juan Rulfo nos sumerge en los pensamientos de un niño que da cuenta de sus anécdotas, temores y afecciones, saltando puerilmente de una idea a otra y conectando diversos recuerdos a partir de palabras que frecuentemente referencian a un personaje que estima (Felipa), todo gracias a una ‘situación excusa’, fija en el tiempo, que da inicio a la narración: la espera a que salgan las ranas de la alcantarilla... .

1 comentario:

Consorcio La Lupe dijo...

Laura, me gusta que hayas mencionado el tema de la espera. Es otra de las paradojas del tiempo: esperar quieto por algo es también estar muy inquieto en otros niveles.